Si bien es cierto que anteriormente el conflicto se concebía como un “peligro a evitar”, también lo es que usualmente se consideraba que las situaciones conflictivas eran causadas por un comportamiento individual, innato en las características de un ser humano, o propio de su personalidad. Entonces, la única manera de erradicarlo, era juzgando a la persona, considerándola un “mal elemento”, “mal trabajador”, etc., al interior de la organización.
Pero, afortunadamente, con el paso de los años y la aparición de las teorías del conflicto o de resolución del mismo, se determinó que el conflicto es positivo si se sabe manejar (administrar) y que se encuentra más estrechamente relacionado con las circunstancias o situaciones que con los individuos en particular.
(Domínguez Bilbao & García Dauder, 2003) Sostienen que:
El conflicto puede seguir cursos destructivos y generar círculos viciosos que perpetúen relaciones antagónicas u hostiles, pero también puede tener aspectos funcionalmente positivos:
Evita los estancamientos, estimula el interés y la curiosidad, es la raíz del cambio personal y social, y ayuda a establecer las identidades tanto personales como grupales.
Ayuda a aprender nuevos y mejores modos de responder a los problemas, a construir relaciones mejores y más duraderas, a conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que al interior de una organización surgen diversos tipos de conflicto y que, por lo mismo, el alcance de cada uno de ellos es distinto.
Domínguez & García, citan a una serie de autores que, luego de haber realizado varios estudios sociales sobre la naturaleza y dimensiones del conflicto, se aproximan a una categorización del mismo, para que el mediador pueda conocer su naturaleza y en esa misma medida, actúe de manera eficiente.
Varios investigadores como Pondy, Deutsch, Moore y Thomas, entre otros, los clasifican de la siguiente manera:
a) Según el alcance o resultados que producen: de relación y estratégicos; constructivos y destructivos.
b) Según su contenido: de relación, de información, de intereses, estructurales y de valores, de juicio u opinión, por control de recursos, preferencias incompatibles, etc.
c) Según su naturaleza: verídico, contingente, desplazado, mal atribuido, latente, falso.
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